Para el delantero mexicano Juan León García (1978, Ciudad de México, México) no hay nada como jugar Jai alai; durante la convivencia del Día del Niño era claro que lo estaba pasando: ver a los niños era revivir sus pasos por este deporte que tantas satisfacciones le ha dado. Ser pelotari no sólo es un sueño, es «una sensación extraordinaria… que encierra fortaleza, resistencia, mentalidad y valor».
Entrevista: Juan León García
—¿Cuándo empezaste a jugar Jai alai? ¿Por qué te gusta la cesta punta?
Juan León: Cuando tenía 13 años mi papá jugaba Jai alai amateur y me llevaba todos los domingos al Frontón Inclán. Yo siempre iba con mi pelota de fútbol y la patineta, sin imaginar que aquél lugar tendría algo que me cautivaría. Un día Carlos de la Rosa me invitó a tirar una pelota después de un partido, mi padre me presto su cesta y al tirar el primer pelotazo quedé atado. Del Jai alai me gusta todo: el sonido de la pelota, la rapidez del deporte, lo artesanal de las herramientas, la tradición… Pero sobre todo que encierra fortaleza, resistencia, mentalidad y valor.
—¿Qué es ser pelotari?
JL: Para mí es algo que no se puede explicar, sólo se siente, es una forma de vida. Cuando ves tu nombre en el programa de mano sientes alegría, desde que te pones la cesta, hasta que sales a la cancha: es una sensación extraordinaria.
El ritual antes del partido: vestirte de blanco con la faja de color y hacer tu rutina de calentamiento; enfocarte antes de salir y sentir la adrenalina… cuando sales a calentar todo es muy agradable. Al final, cuando tenemos el triunfo la sensación es inigualable; pero cuando perdemos es la sensación más agria.
—¿Hay algún pelotari, que ya no juegue en la actualidad, a quien hayas admirado?
JL: Samuel Inclán, quien a finales de 1980 y en la década de 1990 revoluciono el Jai alai. Cómo olvidar sus remates de costadillo y su derecha, pero sobre todo la «garra» y la inteligencia en la cancha. Otro pelotari que admiro mucho, aunque no lo vi jugar, fue Rafael Ferragut, decían que tenía un rebote de derecha hermoso y con un pundonor inigualable. También Alejandro Safont, quien tenía una «garra» como pocos.
—¿Hay algún zaguero con quien te guste jugar en parejas? ¿Por qué?
JL: Me gusta jugar con todos, con unos te acomodas mejor que con otros, pero lo que hay que destacar de todos mis compañeros es que salimos a dar lo mejor y a ganar.
—¿Contra quien te gusta o gustaría jugar? ¿Quién es un adversario que te reta a ser mejor?
JL: Todos son extraordinarios pelotaris y te obligan a sacar lo mejor cada día, hay pelotaris que atraviesan muy buen momento y te obligan a dar más. Me gustaría jugar contra un pelotari como Jon Tambourindeguy, porque tiene todo: completo, inteligente pero sobre todo gran persona, quisiera ver los límites que tengo en esos partidos.
—¿Qué te motiva a dar lo mejor de ti y a entregarte en la cancha?
JL: El amor al Jai alai, el orgullo personal y la confianza que las personas depositan en mí; pero sobre todo a las personas que han creído en mí y me han apoyado.
—¿Cuál es tu jugada o movimiento favorito? ¿Nos lo explicas?
JL: Mi movimiento favorito es el remate, esto encierra la viveza, la inteligencia y el tomar la decisión correcta en fracción de segundos para ejecutar de manera adecuada la jugada y lograr el tanto.
—¿Haces otra cosa además de jugar Jai alai? ¿Cómo lo combinas con el Jai alai?
JL: Trabajo en Salud del Gobierno Federal, en el área de eventos. Todos los días trato de estar activo, así que mis actividades siempre estáa enfocadas al Jai alai, sólo así puedo estar mantenerme en buena forma.
—¿Cuál ha sido tu experiencia en Frontón México?
JL: Es un sueño convertido en realidad. Esperamos más de 20 años para poder pisar esta mítica cancha en la que los más extraordinarios pelotaris han jugado: si el recinto hablara escucharíamos historias de los más grandes. Me siento genial en el cuadro, todos son extraordinarios y profesionales, pero sobre todo grandes personas.
Compra tus boletos en línea a través de www.fronticket.com.mx; o en las taquillas de Frontón México Centro de Entretenimiento.
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