Cada que Gustavo Lardizabal y su hijo Emilio van a Frontón es evidente que Gustavo es tan fan de su hijo, como Emilio de él.
Como papá, Gustavo ha propiciado mucha comunicación, creando una relación de entera confianza; como entrenador, la seriedad, perseverancia y respeto de estar en la cancha y jugar Jai alai; y como amigo, «echar la fiesta» con todo el estilo del mundo: siempre son los primeros en llegar y lo últimos en irse.
Cuando nace tu primer hijo tu vida se transforma. Gustavo entendió lo que significa el amor incondicional con la llegada de Emilio: un incentivo para crecer y madurar en muchos aspectos ya que ahora está en sus manos «el educar, atender y llenar todas las necesidades de este ser de mi propia creación».
Al hablar de Emilio, Lardizabal ya no es pelotari, es Gustavo, un padre atento y cariñoso que admira todo de su hijo: «Amo la manera en la que me ve, porque me hace sentir como si fuera Superman. Amo su energía alegre, su nobleza… que si fuera por él, se dormiría y se despertaría cantando—¡se baña bailando!—. Amo la seguridad con la que se conduce y que el Jai alai le apasione tanto como a mí».
Para los Lardizabal todos los días son una aventura, no importa si es día de escuela, trabajo, entrenamiento, partido o fin de semana. Aunque entre semana tienen un rutina un poco establecida por los horarios de escuela y trabajo, en sus vidas siempre hay espacio para la espontaneidad.
Las mañanas: despertarse, desayunar juntos y ver un episodio de la serie en turno; y llegar puntuales a la escuela y el trabajo. Las tardes: reunirse en punto de las 13h50 para ir a comer juntos al club— con la familia, hacer tarea y entrenar. Las noches: bañarse en el club, volver a casa y cenar, lavarse los dientes e irse a dormir —«cuando hay tiempo, que es muy seguido, hasta tiempo de leer un cuento nos da».
En cambio, los días que no hay nada programado improvisan: ya sea que se vayan de parques, museos, obras de teatro o se queden en casa a descansar, jugar Wii, dibujar, jugar juegos de mesa o lo que sea, el punto es pasarla bien.
Tanto Gustavo y Emilio confiesan que les fascina ir al parque a jugar y pasear a su perrita y ver películas; y que a ambos les encanta bailar, cantar y actuar. Y de la cancha ni se diga, disfrutan muchísimo jugar y entrenar juntos siempre que pueden.
Independientemente de lo que decidan hacer, no queda ni la menor duda de que tanto como entrenador, papá, animador y fan, Gustavo ha conseguido siempre motivar a Emilio a alcanzar sus objetivos, a asumir retos y a festejar en grande la vida.
En Frontón México nos encanta ver pelotaris con tanto espíritu de juego y con tantas ganas de querer y cuidar a su familia y sobre todo de pasar a una nueva generación la herencia del Jai alai en nuestro país.
Espontáneos, alegres y siempre con una sonrisa, definitivamente veremos mucho más de esta familia. Lardi y Lardizabal: ¡Mucho!
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Felicidades Gus!!!!
Te admiro como padre, amigo y por supuesto como pelotari y entrenador!!
Tú y Emilio son una gozada!
Gracias a Frontón México ??, por esta entrevista a Gustavo y Emilio. Ver, cómo padre y abuelo a este par de pelotaris , es toda una dicha y orgullo para los Lardizábal ver a nuestra familia crecer y ser gentes de bien ; Gustavo como hijo y padre no deja duda de ser un gran ser humano y eso es una bendición de DIOS.