¿Por qué debería saber quién fue Oliverio Martínez? Primera pista: ¿Han visto los bajo relieves de Frontón México y las esculturas del Monumento a la Revolución? Esta es la historia de Oliverio Martínez, el escultor de la Tabacalera.
Había una vez un joven que sabía tallar y esculpir. Su lenguaje plástico, simbólico y expresivo, se convertiría en retórica: una estilización de recursos que, en menor o mayor escala, nos contarían una historia.
Sus creaciones, acompañarían al art déco de los inmuebles de la época, fundiéndose en ellos. ¿Bajo relieve o escultura? ¿Escultura o monumento?
Oliverio Martínez, un mexicano que bien pudo ser un personaje de Pedro Páramo —I parte
Poco se sabe de la vida y obra del escultor mexicano Oliverio Martínez. La primera vez que leí su nombre era domingo —y pensé que así se podría llamar algún personaje de Pedro Páramo.
Esa mañana me disponía a leer “Frontón México. La catedral de la pelota vasca, 1929”, artículo publicado en el No. 90 de la revista Relatos e historias. Se veía prometedor, excepto por un detalle: Frontón México es «El palacio de la pelota», no la catedral; la catedral está Guernica —en el País Vasco. Pero ya estaba dispuesta y quién soy yo para reclamarle, casi tres años después, al editor; así que empecé a leer.
Como todo artículo referente a Frontón México y, éste no fue la excepción, hablaba de los orígenes del México, de cómo Calles colocó la primera piedra, allá en 1928; también de la tradición de la pelota vasca, la colonia Tabacalera, el edificio… Y justo ahí, en esa sección, descubrí a Oliverio. Decía así:
«Para su construcción, Kundhardt y Capilla contaron con el apoyo del artista coahuilense Oliverio Martínez, autor del conjunto escultórico del Monumento a la Revolución y quien diseñó las esculturas con temas del frontón que adornan el edificio» (febrero, 2016).
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Esta fue la primera vez que leí que este escultor, originario de Piedras Negras, Coahuila; nacido un 30 de enero de 1901, segundo hijo de dieciséis que tuvieron sus padres —trece de los cuales llegaron a la vida adulta—, había realizado esos bajo relieves de los que, hasta ese día, todos habían omitido al hablar de la arquitectura de Frontón México. Ya lo decía Sor Juana: «no estudio por saber más, sino por ignorar menos».
Necesitaba más información. ¿Quién fue Oliverio Guillermo Martínez de Hoyos? ¿Cómo es posible que no supiera o hubiese olvidado que él hizo las monumentales esculturas del Monumento a la Revolución? ¿Lo conocía y no recordada su tan poético nombre de galán de novela? ¿Por qué no recuerdo otra escultura que haya realizado? ¿Cómo es posible que este genio no sea más (re-)conocido? —#TodosSomosOliverio.
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Pues, sí. Sí lo conocía y mis apuntes universitarios lo constatan. Resulta que, en términos generales, su obra más reconocida, la del Monumento a la Revolución Mexicana (MRM), está bien documentada. Es más, hasta hay fotos del proceso de montaje; en el Museo Nacional de la Revolución encuentras información sobre él, le dedican toda una sección; y en el Archivo General de la Nación existen maravillosas fotografías de los años que trabajó en sus esculturas monumentales.
Aún hay más. El MUNAL, además de haberle editado una publicación homónima al escultor, también le hizo una exposición en 2010, con motivo de los festejos del Centenario de la Revolución Mexicana; y del Bicentenario de la Independencia.
Decía mi abuelita que «más tardaba en caer un hablador…» y pues sí, yo solita me callé a mí misma.
¡Ay, Oliverio! Aunque no todos sepamos quién eres o recordemos en dónde hemos visto o leído tu nombre… Lo más seguro es que tu obra salga en más de una selfie al día: ya pasaste a la historia, chato. Eres muy popular en «el Instagram», como diría la misma abuela.
Pero, ¿era esto todo lo que iba a encontrar sobre Oliverio y Frontón México? ¿Hasta aquí llegaba este idilio?
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Fuentes:
- (Mayo 2013). MUNAL. CDMX, México: munalmx. Recuperado de munal.mx
- Redacción. (febrero 2016). Frontón México. La catedral de la pelota vasca, 1929. Relatos e Historias en México (No. 90). Versión digital disponible en: relatosehistorias.mx