Dora Luz Galindo (México) es una pelotari amateur mexicana de cesta punta, mejor conocida como Doris Galindo por la comunidad de jai alai.
Además de jugar y ensayar, fuera de la cancha, Doris promueve la cesta con el objetivo de generar más afición. En particular, llamar a la atención y generar interés en jóvenes generaciones, invitando a que más niñas tengan la oportunidad de conocer esta especialidad de la pelota vasca.
En esta entrevista nos comparte recuerdos, impresiones y expectativas en torno al deporte que ama: la cesta punta.
Como jugadora amateur, este año participó en el 3er Torneo Internacional de Jai Alai con pelota de cristal en frontón corto realizado en el Club Mundet, en el que obtuvo el primer lugar. Y, desde hace tres años, participa en el Torneo Juan Manuel Cabrera “El Pis”, realizado en el frontón del Club Britania Zavaleta en Puebla.
Soy Pelotari, Soy Mujer: Entrevista con Doris Galindo
—¿Cuándo empezaste a jugar cesta punta?
Dora Luz Galindo: Empecé a jugar en Puebla alrededor de 1998 con el maestro Juan Manuel Cabrera, “El Pis”; quien tenía la escuela de niños y yo fui la primera alumna que tuvo. Me recibió con mucho cariño y mucha apertura y dándome clases sin hacer ninguna diferencia.
Llevo ya muchísimos años; lo dejé un tiempo por temas laborales, pues estuve más dedicada a mi carrera profesional. Pero, afortunadamente estoy teniendo la oportunidad de poder regresar con todo y la idea es que cada día seamos más.
—¿Qué significa ser mujer pelotari?
DG: Además de ser una responsabilidad, también es una vocación: una vocación de también poder abrir espacio y enseñar a otras mujeres. No nada más en el jai alai; somos mujeres, también somos pelotaris y podemos ser lo que decidamos en cualquier ámbito.
Además de ser pelotaris, cada una tenemos nuestra vida —profesional, estudiar, trabajar. Y sí, somos pioneras, pero no tanto. Me gustaría mencionar a María Unzueta quien, en 1902, fue la primera mujer pelotari. Ella jugaba con falda a las 6 de la mañana, porque su papá no quería que los hombres la vieran; está documentado que fue una mujer con facultades de pelotari extraordinarias. Lamentablemente ella no tuvo la oportunidad que estamos teniendo nosotras de amar este deporte y poderlo continuar.
Hoy nosotras tenemos la historia, el momento histórico de México y el mundo, en que las mujeres estamos teniendo está oportunidad; y es nuestra responsabilidad y obligación hacerlo.
—¿Qué se siente jugar en Frontón México?
DG: Esta cancha tiene muchísimos años; está cargada de la energía de pelotaris de antaño; de miles de personas que han pasado por aquí, de épocas, de historia. Y, finalmente, la cancha sigue manteniendo todo eso que vivió y nos habla.
Es un honor estar aquí. Como pelotari de cesta es “El Palacio”, el lugar en donde cualquier pelotari quisiera tener un partido. Para mí es hermoso y es el mejor frontón, [también en] temas de sonido de la pelota.
—En el tiempo que llevas jugando, ¿cuál es tu percepción de la mujer en la cesta punta en México?
DG: Cuando yo empecé a jugar no había ni una mujer jugando… o que quisiera, o que le interesara. Empecé a invitar a muchas amigas, pero el ambiente es difícil, al grado que no siguieron. Que no hubiera más presencia femenina me dificultó el camino; porque no me ponían partidos y obviamente nunca me pude inscribir a un torneo real.
Venía a veces a la Ciudad de México a dar partidos de exhibición al Frontón Elorduy, al España; pero nunca pude realmente tener siquiera una compañera con la cual hacer una pareja para una exhibición de mujeres.
Entonces, pues sí, al principio, durante muchos años fue estarle echando muchas ganas y estar aguantando; sobre todo en temas de hombres que no se sentían tan cómodos de que hubiera una niña ahí. Pero bueno, ha cambiado mucho esta mentalidad.
Me dio mucho gusto saber de Casandra. Vi unos videos de ella, la busqué, intercambiamos teléfonos y nos hemos ido conociendo. Me da muchísima alegría que hay una mujer —joven—; ha sido fuerte y perseverante.
—¿Cuántas veces has dicho «No puedo porque tengo jai alai»?
DG: La verdad es que éste deporte requiere mucha dedicación. Es un porte especialmente complicado, celoso… No lo puedes dejar; es un deporte que requiere mucho tiempo de ensayo, desde las posturas, enceste, tienes que dedicarle mucho tiempo. Y en afán de eso tienes que suspender, dejar de hacer algo o salirte temprano de una fiesta porque al día siguiente tienes ensayo.
En mi experiencia, haber pausado durante algunos años implicó que ahora me ha costado trabajo volver a retomar el nivel que en algún momento tuve; pero es esfuerzo y paciencia con una misma.
—¿Cómo es tu arreglo personal cuando juegas?
DG: Soy muy femenina, así que para mí esa energía de mujer tiene una presencia importante. Es parte de lo que a mí me gusta, sí me arreglo, trato de verme bien, pero no se trata de maquillaje. Hoy, por ejemplo, traigo unos aretes de cesta, un collar. Son accesorios que me dan un toque femenino.
No es nuestra intención parecer hombres, tenemos que utilizar un pantalón blanco porque es el uniforme —no hay un uniforme para mujeres. Pero tratamos de que sea un pantalón que se vea bien, el gerriko lo pones arreglado, la camisa.
Otro aspecto de este deporte es que es muy estético, parte de la belleza; de ahí que él o la pelotari se vean físicamente bien: atractivos.
—¿Qué se siente que te vean jugar?
DG: Siempre llama mucho la atención ver a mujeres jugando. Empieza a llegar la gente… me pone un poco nerviosa el público porque no estoy acostumbrada. No lo hago para dar un espectáculo, como están acostumbrados muchos pelotaris profesionales; juego porque es el deporte que amo.
—¿Has jugado con algún pelotari del cuadro de Jai Alai México?
DG: En alguna oportunidad, he podido tirar pelotazos con algunos pelotaris que juegan aquí; sabiendo y conociendo perfectamente la dificultad del deporte. Nosotras vemos, como espectadoras, las maravillas y las fantasías que hacen.
O sea que sí, realmente conocerlos, es para nosotras un honor. Los admiramos aun más porque sabemos cuál es el nivel de dificultad que requiere lo que hacen en términos de fuerza y posturas; lo entendemos y es padrísimo.
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