K-pop, de género musical a fenómeno mundial —2a parte

En 2003 Winter Sonata, una telenovela coreana, se estrenó en Japón; su éxito posicionó rápidamente a la entonces reina del K-Pop BoA, pionera sudcoreana en el mercado japonés. Este éxito no fue aislado, pero ¿a qué se debió?

K-pop: estrategia + mkt

Dos factores fueron importantes. Por un lado, mientras el J-pop ofrecía una imagen de estrellas inocentes; el K-pop irrumpía con un producto que denotaba la influencia occidental: el sex-appeal de sus artistas. Por otro, Corea del Sur producía más pop del que podía consumir; así que expandir su territorio más allá de sus fronteras geográficas era una necesidad. En su contraparte, se encontraba Japón, el mercado de música más grande en Asia —y el segundo del mundo; dispuesto a consumir los productos de la industria musical sudcoreana.

Las estrategias y esfuerzos del K-pop por incursionar en nuevos mercados y territorios no han cesado. Desde performances en vivo, álbumes en inglés y telonear a bandas posicionadas; hasta colaboraciones y singles y álbumes en los idiomas de los países que visitan.

Sin embargo, esta versatilidad de adaptación a otros mercados ha tenido un precio; y algunas agrupaciones han perdido parte de su identidad y singularidad.

Otra estrategia para facilitar la entrada en mercados extranjeros, utilizada desde la década de 1990, es la inclusión de miembros no coreanos. Esto facilita el dominio del idioma y la comprensión de códigos culturales; así como el lanzamiento de un grupo en mercados distintos simultáneamente. Cada quien hace la promoción del álbum en el país de su nacionalidad; y los miembros se reúnen para presentaciones especiales.

Concebidas como un producto diseñado para un mercado global, las agrupaciones se insertan en una red de producción con objetivos comerciales; la transacción es internacional per se.

Nuevas tecnologías, RRSS y K-pop

En la última década las plataformas digitales y las redes sociales se han desarrollado notoriamente. El lanzamiento de un contenido gratuito tiene el potencial de compartirse masivamente; así, la exposición, alcance y amplitud genera un eco sin precedentes en la industria musical.

Algunos grupos pueden incluso posicionarse en regiones que no estaban en el radar o en las que no se había proyectado una campaña promocional. Por ejemplo, ‘Gangnam Style’ de Psy (2012) que llego a más de 200 millones de visitas en poco más de un mes.

El uso de nuevas tecnologías es fundamental en la estrategia para promover la ola coreana. Redes sociales como Youtube, Facebook, Twitter e Instagram han demostrado ser eficaces para aumentar la popularidad de las estrellas de K-pop en el mundo; proporcionar exposición global inmediata; y reducir los costos de lanzamiento en mercados extranjeros.

El K-pop tiene una comunidad en línea de fans particularmente activa; por lo que es muy común encontrar videos amateur de fans en YouTube imitando los pasos de baile de sus ídolos.

Este tipo de contenido se crea, comparte y viraliza con relativa facilidad ya que se trata de consumidores jóvenes y curiosos que se sienten cómodos con las nuevas tecnologías; y, acostumbrados a las redes sociales, saben utilizarlas para comunicarse u obtener información.

Luego, entonces, a finales del 2011 YouTube agregó oficialmente el K-pop a su lista de géneros musicales; convirtiéndolos en el primer género musical originario de un país en ser agregado a la lista.

Adicionalmente, los ídolos de este género musical utilizan las redes sociales para comunicarse con sus fans; dando la sensación de cercanía al compartir fotos y videos de su privada —en particular cuando es en vivo y de forma exclusiva.

El auge del K-pop como industria cultural / musical / entretenimiento

La exportación de servicios ligados al sector cultural y a la industria del entretenimiento —como la industria cinematográfica, las telenovelas o el K-pop; representa importantes beneficios económicos.

La popularidad del pop surcoreano a nivel internacional tiene un impacto positivo en las exportaciones de bienes de consumo hechos en Corea. Esto significa que la difusión del contenido cultural coreano mejora la imagen de los productos coreanos y aumenta las ventas.

Por eso los ídolos de K-pop son solicitados para promover una gran variedad de productos; desde computadoras, hasta restaurantes.

Mientras el pop surcoreano se continúa posicionando como industria cultural, la del entretenimiento está modificando la forma en que Corea es percibida en el extranjero, favoreciendo así el turismo cultural. Por lo que muchas agencias turísticas coreanas, chinas y japonesas se han especializado en organizar viajes enfocados en el K-pop.

Además de atraer la atención en los destinos turísticos de Corea del Sur, indirectamente, la industria médica también se ha beneficiado. Los beneficios del K-pop también se han reflejado en la cirugía estética; las clínicas comienzan a ver un número creciente de turistas que visitan el país para cirugías estéticas que les permitirán parecerse al ídolo de su preferencia.

¿Qué futuro se augura para el K-pop?

a expansión y posicionamiento global del K-pop ciertamente ha sido impulsada por el frenesí de los fans; y se ha visto favorecida por la hegemonía de las plataformas digitales y el continuo desarrollo de las redes sociales y aplicaciones.

Pero, ¿realmente el K-pop llegó para quedarse? ¿O es un fenómeno que se ha favorecido por el Internet e impulsado por una comunidad de fans particularmente activa?

El modelo de la industria musical coreana está diseñado para ser estable —un sincretismo entre el modelo japonés y estadounidense; así que, posiblemente, la jugada sea a largo plazo. Pero, los sellos discográficos también han establecido estrategias de comunicación y marketing; y han buscado crear redes de producción y promoción en la industria musical mundial para el superávit anual de K-pop.

No sólo eso, la industria del K-pop ha establecido un sistema de fabricación de ídolos del K-pop; pero también una fábrica de creatividad que implica la subcontratación de la creatividad. El talento se crea en casa, pero la dirección de ésta proviene principalmente de mercados europeos y norteamericanos.

Sin embargo, recordemos que el K-pop forma parte de la ola coreana. Eventos como los Juegos Olímpicos de Seúl 1988 y la Copa Mundial de Fútbol de 2002 han contribuido tanto como la exportación de series de televisión, las películas y el K-pop a que Corea del Sur sea una potencia cultural en la actualidad.

Así, más que un neologismo, Hallyu constata cómo la cultura local y contemporánea puede contribuir a posicionar un país como marca.

La aparición de clubs de fans de K-pop a lo largo del globo y las visitas a videos de YouTube son impresionantes. No obstante, la industria tiene frente a sí el reto más grande: renovar el molde de la fábrica de creatividad. Es decir, no cansar a los fans con más de lo mismo; y ofrecer calidad y variedad con la excelencia que los ha caracterizado.

Referencias

Autor
Tamara Ramírez
Lead Editor